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sábado, 23 de octubre de 2021

El Agua en La Mancha durante la Edad Moderna.





   Hace un año de aquella charla en Alcázar con el título, El agua en La Mancha. En este resumen se hace un pequeño recorrido por algunos aspectos interesantes de la época en las comarcas de Quintanar de la Orden y Alcázar de San Juan.

Inundación de Consuegra 1891
  A lo largo de la historia sabemos como el ser humano ha buscado siempre asentarse en lugares cercanos a fuentes de agua natural. Por un lado el agua es fuente de vida y por otro la causa principal de enfermedades e inundaciones.

  Conservamos los tratados de aquel romano llamado Vitrubio, en los cuales se habla de la esencia de las aguas según los sustratos del terreno que aflora a la superficie, como deben realizarse los pozos para evitar los gases que emana la tierra, nos habla como construir villas y lugares teniendo el agua como uno de los elementos fundamentales para elegir una ubicación, etc.

 En el libro de Domingo de Aguirre encontramos la descripción de los límites de los pueblos y villas del Campo de San Juan en en el siglo XIII, los pozos son un elemento referencial para saber donde llegan los límites de las villas en la Edad Media. Estos pozos en ocasiones eran del concejo, privados o  comunales,  el uso de estos pozos se regulaba para que pudieran usarlos los ganados de distintas Órdenes Militares. Aún así, encontraremos pleitos por el uso del agua como en Quero en 1628 o entre Quintanar de la Orden y Puebla de Almoradiel a mediados del siglo XVI.

  Siguiendo las descripciones que nos proporcionan las relaciones de Felipe II, vemos los distintos pozos que se describen en la comarca; pozos de noria, pozos de brazo, pozos comunales empedrados, … pero la división más interesante es la que divide los pozos entre pozos de agua dulce y salitrosa. Quedando en la toponimia de los pueblos Pozo Dulce, Pozo Duz, etc. La importancia de un pozo de agua dulce era muy importante, de hecho, se llegó a escribir de La Mancha que sus granos de cereal eran los mejores de la península para elaborar el pan, que en la Corte de Felipe IV era el único que se consumía, pero que el agua de La Mancha era tan mala que el mismo grano con el agua salitrosa de esta zona hacía que el pan fuera de muy mala calidad.

  En el siglo XVIII los pozos se ampliaron y perfeccionaron siguiendo las técnicas del veneciano Paladio, que a su vez recupera ideas de Vitrubio, unas técnicas que nos aportan unos interesantes datos, por ejemplo:

   Los pozos deben tener gradas para evitar que caigan animales en dentro del pozo, los pozos deben empedrarse con piedra labrada y extraída de canteras de piedra para evitar la formación de musgos y líquenes que enturbien el agua de los pozos. En este caso el Pozo Pindongo de Alcázar es un ejemplo muy bien descrito en el expediente de restauración de 1743.  Es más, se verán en otros documentos como los pozos se cierran para evitar no sólo que entren los animales, también las langostas cuyas plagas son muy abundantes en estos siglos.

  Por los informes que hay sobre los pozos del concejo en Puebla de Almoradiel nos describen como deben tener una distancia los pozos de 400 varas, tener cuatro brocales y gradas, siendo el de agua dulce el único sin pila para que no esté el ganado allí.

 

  Las condiciones insalubres del agua ocasionaban entre los pobladores de La Mancha enfermedades que llegaban a producir la muerte, en verano estaban acostumbrados a recoger el agua de baches y barrancos los más pobres, por el expediente de 1773 de Herencia, sabemos que los más pudientes podían permitirse endulzar el agua a través del boticario o comprar cántaros de agua a los aguadores a un precio desorbitado para la mayor parte de la población. Para solucionar estos problemas en el siglo XVIII se desarrollaron multitud de proyectos de canalización de agua, algunos pueblos como Alcázar en el XVII según los datos aportados por  María Soledad tras la charla.

 Estos proyectos consistían en buscar agua dulce y transportarlas hasta las villas por medio de un sistema de pozos y tuberías de cerámicas y tejas para mejorar la limpieza y calidad del agua. Con ayuda del ser humano que sacaría de los pozos el agua a cubos o con norias, llevarían el agua a la villa.  La Guardia, Corral, Herencia, Alcázar de San Juan, Madridejos y otros pueblos de gran entidad tendrán proyectos en este sentido en el siglo XVIII. Estos proyectos al contrario de lo que podría parecer tendrán sus detractores, serán los grandes ganaderos de cada villa que se oponían al alcalde (por lo general, alcalde de letras no natural del pueblo o villa donde ejercía) pues las obras se sufragaban con la salida a subasta de las tierras del común que llevaban mucho tiempo arrendándose a precio reducido, en algunos pueblos como Herencia, encontramos también una pequeña suscripción entre los vecinos de la villa.  Con la llegada del pensamiento liberal se decide vender las tierras del común para hacer pozos en vez de volver a sacarlas a subasta a precio mayor y conservar la titularidad ( Miguel Esteban 1836)

  Fueron muchos los métodos empleados para que no se hicieran estas obras, en Alcázar se llegó a amenazar al alcalde y a denunciar al albañil que mejoraba la fuente de la plaza, en Herencia se obligó a devolver vía juicio parte del dinero recaudado del arrendamiento de las tierras a los grandes ganaderos, en Corral de Almaguer se aliaron con el Prior de Uclés e hicieron una presión social sobre el alcalde y en Madridejos se unieron los ganaderos de Tembleque y otros con los oriundos en una protesta contra la subasta de las tierras para sufragar la tubería.

   No sólo serán pozos de agua y tuberías los ingenios que el hombre construya para almacenar agua, también construirá pozos de nieve, unos pozos controlados en su mayoría por la iglesia  y que pagaban un pequeño impuesto a la hacienda real (en la práctica solían escabullirse del pago como por ejemplo los molinos de viento de Alcázar de San Juan, o algunos pozos de nieve en posesión de personas pertenecientes al estado del clero). Estos pozos los tenemos documentados por toda la comarca, desde Herencia, El Toboso, Pedro Muñoz, etc. En Alcázar también los tenemos, y de los expedientes consultados encontramos las disputas entre el ayuntamiento que quiere regular la compra y venta de nieve para que los vecinos de la localidad no tengan carestía de ésta(se usaba la nieve con fines médicos) y los propietarios que ven como su negocio se resiente al tener el precio de la nieve tasado para la venta a los vecinos ya que venden a los no vecinos de Alcázar al doble de precio. En Alcázar hay un expediente que no deja claro si se hará otro pozo en el 1773 a cargo del Concejo.  

  Es interesante estos temas pues nos demuestra como el ser humano ha intentado controlar la naturaleza para su beneficio, normalmente cerca de los pozos o se empedraban para recoger la nieve limpia o se construía una pequeña alberca que se llenaba con una pequeña capa de agua con el fin de que se helara por la noche y por la mañana se almacenaba en los pozos de nieve dando trabajo tanto a los encargados del pozo como a los vecinos que llevaran nieve al pozo.

  Otra de las infraestructuras que se mejoraron para dominar el agua fueron los puentes, en un principio excepto el de Villarta de San Juan suelen ser de madera, posteriormente sería de piedra y argamasa para llegar al siglo XVIII donde serán de sillería. Para Alcázar de San Juan, destacan no sólo los puentes sobre los ríos, en uno de los proyectos se habla de once puentes en Alcázar, de los cueles algunos estarán en zonas lagunares como en El Pozo de Tello.

   Estos puentes se costeaban con un reparto de los gastos entre todos los pueblos que están a 12 leguas de la obra y a proporción de los habitantes que tenga cada pueblo. Lo importante era mejorar las comunicaciones con unos puentes que se asemejaban a los construidos por los romanos.

  El agua de los ríos, a pesar de ser salobre en la mayor parte de La Mancha, su uso estaba regulado para que la escasa agua que llevan en verano se reparta entre todos los molinos del río y las lagunas modificadas artificialmente para que tengan pesca todo el año.

  Se regula la distancia entre molinos y la altura de las pequeñas presas que se construyen para que se den saltos de agua pequeños pero que sean capaces de mover las muelas en aquellas zonas de escaso desnivel del terreno. El tamaño y norma de uso de los caces de los molinos también se regula, el agua que se desvía de los ríos Cigüela y Riánsares, serán para proyectos como las lagunas de Villafranca de los Caballeros y el Taray con el fin de desarrollar una industria pesquera todo el año[1].  Para mantener el agua en la Laguna del Taray, se realizaron obras de desecación del Riansares, que a su vez eliminaba el problema de inundaciones en Villafranca ( Félix Patiño Galán) y para compensar el agua perdida, se el Gran Prior, le otorgaba una concesión de agua a las lagunas para que no se secaran y conservara la pesca todo el año, concesión que dura hasta hoy y que en su día contó con la oposición del Ayuntamiento de Quero y Alcázar, siendo la contestación clara del Gran Prior al rechazar estas quejas. ( Félix nos informa que la concesión es almenos de 1554)

         Es muy interesante pues gracias a estos proyectos, que harán famosas a ambas las lagunas por su pesca, 100 años después serán famosas por ser de las mejores lagunas para la caza, actividad que se practicará en EL Taray, Quero, hasta el finales del siglo XX mientras que en Villafranca se desarrollará una actividad más lúdica.
Lagunas de Daimiel 1880

  Otros de los proyectos que hemos encontrado son los proyectos de desecación de lagunas, sobre todo en el Záncara, donde se dice que, si estas lagunas se transforman en zonas de cultivo, esta zona sustituirá a la huerta murciana en la corte de Madrid. Para ello emplearán a los paleros, un oficio antiquísimo que tienen en las épocas de estío su trabajo, trabajando los caces de los ríos y algunas lagunas.

  Otros proyectos como los de Villafranca, Villarta de San Juan, e incluso en el Puente de Villanueva de Alcardete, contemplan medidas para paliar las inundaciones. En este último pueblo se comenzará a finales del XIX y principios del XX a diseñar proyectos para una presa con distintos fines, entre estos, la generación de electricidad. 

  Pero sin duda, el proyecto más destacado será la construcción de El Canal del Gran Prior en el siglo XVIII ,cuyo objetivo era multiplicar el número de fanegas de tierra de regadío, batanes y molinos, estos proyectos junto al de la fábrica de pólvora en Ruidera fueron los proyectos más destacados de estos años. Para saber más sobre este tema, el libro recién publicado por Bernardo Sevillano Martín, Ruidera 1781-1785, describe de manera minuciosa estos proyectos.

Vicente Torres Encinas,

 



[1]  Las lagunas de Villafranca y El Taray se solían secar algunos años, de ahí que se trajera cebo de pesca para estas lagunas desde Ruidera para Villafranca y Daimiel para Quero.

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