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viernes, 12 de febrero de 2021

Amores en La Mancha.

  En los mejores libros de literatura, el amor, sus dichas y desdichas, están presentes;  Don Quijote y Dulcinea (EL Toboso desde hace una década es la Patria del Amor), Calixto y Melibea, Romeo y Julieta, El Libro del Buen Amor... en todos ellos el poder, la honra y la familia son parte imprescindible de la trama. Lo mismo ocurre en la vida real.

    Cuando investigas en los archivos, te encuentras algunos expedientes muy curiosos que nos hablan del matrimonio y el amor y también de la picardía y la malicia para conseguir otros bienes espurios.

   Por nombrar algunos casos: En Miguel Esteban en el siglo XVIII las migueletas iban al Pozo Dulce donde eran piropeadas por sus pretendientes, en 1915  se documentó a un maestro que enloquecido, desenterraba tumbas, según alegaba, no creía que su mujer, recién fallecida, estuviera enterrada. Encontramos para el mismo pueblo a una feligresa, en el siglo XVIII, que enamorada del sacerdote hubo de ser  "relajada" por la Inquisición ante su insistente acoso. En Criptana, quejas por el elevado costo de las costosas dispensas para casarse con un primo lejano, etc...

    El sexo fuera de matrimonio o solamente los rumores de tales actos, podían mancillar la imagen de una mujer para siempre , en Alcázar de San Juan está documentado los versos de despecho que le otorgaron a la hija de Pedro Octavio con un fin deshonroso: 

 Camarata Cervantina. https://www.youtube.com/watch?v=RibVN2ILm2s&list=PLeSccobxdTYbtT7uVswr9iPKSFwkDc1iH&index=13 La zambombada de la calle Pascuala.

 Las coplas a Falero, sacerdote de Quero y Herencia, eran famosas en toda la comarca por sus excesos con las mujeres, pero no se reproducen en el expediente de su juicio ante la Inquisición. Engaños, hijos fuera del matrimonio, padres que buscan novia a sus hijos para que dejen a su pretendida... en fin, nada que no sepamos.  Pero si de todos los pueblos hay uno que destacó, ese es : La Solana, Ciudad Real.


   


 ¡ A la Felipa 50 duros!  Con esa frase comenzó una serie de artículos sobre el noviazgo y su ritual en La Solana, Ciudad Real. En este pueblo según era costumbre desde tiempos inmemoriales, los hombres cuando querían pretender a una mujer, tenían que hacerlo siguiendo los siguientes pasos:

   1º Entablar contacto con la pretendida,  había de tres opciones; enviando una carta a la muchacha, mediante un intermediario( recao o mandao) que hablaría en su nombre y mirando con insistencia a la muchacha, si respondía a la mirada era una aceptación.

   2º Tras el primer paso, la mujer por regla general suele excusarse; diciendo que es muy joven todavía para tener novio. Comienza pues lo que se llama La Espera, un proceso en el que ambos saben que se quieren y en el que el hombre ahorra para el día en que le de el sí.

  3º Cuando el varón ahorra los 10 duros de rigor, 40 si tiene dos pares de mulas o 1000 pesetas si es de buena posición, el pretendiente pasa a ser novio si la mujer acepta su dinero ( las cantidades son orientativas). El novio ya  tiene derecho a ver a su novia, sólo por la noche y tras la rejas de su casa. Si hablan por el día tienen que hacerlo con  cortina de por medio, pues el direte de la gente tiene que ser, sea como sea, evitado.

4º  Durante el noviazgo, el novio está obligado a incrementar la cantidad dada la primera noche de noviazgo, en cumpleaños, en el santo de la novia, tras una cosecha... mientras tanto la muchacha iba ahorrando el dinero para el ajuar.

   Si el novio dejaba a la novia, el dinero se quedaba en manos de ésta, para su consuelo según algunas vecinas entrevistadas. Para estos casos de consuelo las solaneras tenían un dicho: 

                       "Lo dao por lo platicao"


      Pero no todas las personas de La Solana pensaban igual, algunas mujeres se quejan; los mozos que no quieren seguir la costumbre se casaban fuera del pueblo y los forasteros no querían seguir esta costumbre siendo muchas las solteras. Sin embargo no pueden dejar de seguir la costumbre por miedo a los diretes. Un ejemplo lo vemos en las pintadas de un mozo que escribe en la pared de su pretendida:

     ¡¡¡ Ramona, eres la más "ermosa" de La Solana y a mesura nadie te gana!!!.

     Por otro lado muchas mujeres defenderán la costumbre, aluden a la tradición; para ellas es una manera de saber del sacrificio del novio y para el novio saber que una vez aceptado el dinero ningún mozo la pretenderá a la chica que le gusta.

   El problema viene cuando las parejas van hablando poco a poco y no se consolida el amor, y es que según las defensoras de la tradición, sólo las más desesperadas hablan con el novio antes del primer año. Es decir, que lo normal era 2 o 3 años de espera y otros tres de noviazgo. Un tiempo en el que el novio había entregado una considerable cantidad de dinero, que difícilmente volvería a ahorrar.

  Sin embargo, la crisis económica de principios de los años 30 cambiaría la costumbre, si en 1910 lo normal era dar 10 duros para empezar el noviazgo, en los años treinta ¡ Qué menos de 30 duros! Para los jornaleros era un dineral, más cuando era costumbre que el padre pagara ese dinero la primera vez. Cuando una familia tenía tres o más hijos varones, la costumbre se convertía en una auténtica ruina en época de carestía.

 


  Así, los hombres de La Solana crearían una sociedad para acabar con esta costumbre. La S.E.S. Sociedad Económica de La Solana. En pocos días muchos muchachos se dieron de alta ,siendo algunos de los versos de sus octavillas los siguientes:

  



A las chicas solaneras,

con respeto y atención

les pedimos sin quimeras

que escuchen nuestra opinión.


 ( Otra octavilla)

Déjese libre el amor,

 Déjese franco el querer;

el egoísmo traidor, 

Debe desaparecer.

 ( Otra octavilla)

Estamos todos dispuestos,

de esta fiel corporación,

a ser novios muy contentos, 

Pero sin dar un botón.

   Al final, dicen los jóvenes que en la Unión está la fuerza y que de seguir la costumbre éstos harían huelga.

    Si los primeros artículos se escribían en agosto y la periodista hablaba de una minoría que estaba en contra, llegando a decir; que incluso en la Casa del Pueblo sabían que la costumbre, ni con el comunismo acabaría. En diciembre del mismo año esa minoría resultó no ser tan minoría. Eran muchas las mujeres que decían que el dinero del novio no podía medir lo que vale una mujer. Muchos hombres  no podían desprenderse de tanto dinero por la situación económica del momento y mucho menos dar lo que daba una persona con posibles.  Visto desde un punto de vista de género, lo que en apariencia podría ser visto como una costumbre que perjudica al hombre, no deja de perjudicar también a la mujer, el hombre al fin y al cabo, puede ir a otro pueblo en busca de novia, pero la mujer lo tiene más difícil para salir del pueblo o conseguir que un forastero acepte pagar como es costumbre. Desde un punto de vista social, la costumbre perjudicaba más a las clases más humildes, que serán los que comiencen a promover el fin de esta costumbre, creando la citada Sociedad Económica de La Solana.

   Tras estas líneas sobre La Solana, quiero acabar con unas frases del maestro de escuela Juan Patiño Torres  de su libro No, en este artículo relató otra costumbre de novios y dinero en Miguel Esteban muy distinta y que en próximos artículos se desarrollará. 

     (...)Así, pues, el novio que presuma de rico y quiera gastarse los cuartos bailando a su novia, que visite  Miguel Esteban, en Carnaval... Le garantizamos un regreso a su pueblo con menos peso; y miedo, también, a que le roben. ( Sobre la Jota Pujá). Libro NO, de Juan Patiño Torres en el artículo Miguel Esteban Cuna de El Quijote.

    Vicente Torres Encinas.


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